GESTIONAR LAS EMOCIONES

A lo largo de nuestra vida tanto en el terreno personal, como en el familiar o laboral, tenemos que afrontar diferentes situaciones emocionales que a veces nos desbordan, que incluso pueden llegar a paralizarnos y de las que no sabemos cómo encontrar la salida. Aprender a gestionarlas es tan importante como adoptar unos hábitos de vida saludables.

Enfrentarse a un duelo, a una enfermedad, a un cambio, al comienzo de una relación o de un trabajo, a una situación de incertidumbre, a una relación incómoda… Cada día está lleno de retos emocionales que tenemos que aprender a gestionar para poder superarlos.

La Covid-19 ha disparado los casos de ansiedad y depresión: el duelo, el aislamiento, la pérdida de ingresos y el miedo generan problemas de salud mental, así como insomnio y ansiedad.

España es, junto a Portugal, el país de la Unión Europea que más ansiolíticos, sedantes e hipnóticos consume. La OMS, Organización Mundial de la Salud, advierte que las próximas pandemias estarán relacionadas con problemas de salud mental.

Está claro que los nuevos desafíos de este siglo provocan que muchas veces seamos víctimas de nuestras propias emociones, aquellas contra las que debemos luchar pero de las que en ocasiones huimos y que logran congelarnos. 

La pintora mexicana Frida Kahlo afirmaba que “amurallar el sentimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior”. Una emoción mal asimilada puede incapacitarnos, lograr devastar nuestro bienestar y crear una inseguridad e infelicidad que perduren en el tiempo.

Y esta lucha contra las emociones se ve en todos los campos de la vida. Entre los deportistas de élite, por ejemplo, casos como los de la tenista japonesa Naomi Osaka que confesó padecer episodios de depresión y ansiedad, el 28 veces campeón olímpico de natación Michael Phelps y el caso más reciente de la gimnasta Simone Biles en los JJ.OO. de Tokio, demuestran que para que no pase factura, mantener una óptima salud mental es un ejercicio que hay que practicar día a día.

Phelps, la viva imagen del éxito, declaraba: “Soy alguien que ha pasado por al menos tres o cuatro periodos de depresión fuerte después de los Juegos y llegué a poner mi vida en peligro. La pandemia es un reto al que nunca creí que me enfrentaría. La incertidumbre, estar encerrado en casa, me angustia. Ahora mis emociones me envuelven y estoy pendiente de un hilo”.

Cada vez es más patente la fragilidad de nuestras emociones, pero las que nos inhabilitan pueden ser transformadas por otras que nos fortalezcan.

Practicar una buena gestión emocional es tan importante como seguir una dieta sana o realizar ejercicio. Saber transformar nuestras emociones en herramientas para ir saltando obstáculos es una disciplina fundamental en la vida de una persona sana, segura y satisfecha. La capacidad para superar un fracaso, para sobrevivir a un periodo de éxito alcanzado, para afrontar los inconvenientes y traumas, se aprende con instrumentos que están dentro de nosotros mismos.

Uno de los aforismos más conocidos de la antigüedad clásica, “Conócete a ti mismo”, estaba inscrito en el templo de Apolo, en Delfos, Grecia, en el lugar en el que se encontraba el oráculo. Allí, antes de plantear una pregunta a los dioses, el viajero debía de ahondar en su propio autoconocimiento. Mirar hacia el interior, comprenderse, era el primer paso para comprender el mundo.   

Conocer nuestras emociones, comprenderlas y controlarlas son claves para avanzar en un mundo cambiante sin ser devorado por las circunstancias.

En muchas sociedades aún es obligado reprimir los sentimientos y ocultarlos y expresar las emociones es considerado un signo de fragilidad. Pero las emociones son las que nos hacen fuertes si aprendemos a utilizarlas en nuestro favor. Manejar sabiamente una emoción es fortaleza, no debilidad.

Para Daniel Goleman, escritor y psicólogo, autor del best seller “Inteligencia emocional”, “existe una clara evidencia de que las personas emocionalmente desarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida.” El éxito, por tanto, no dependería de manera tan directa de la noción clásica que siempre hemos tenido de “inteligencia” sino de cómo desarrollamos nuestras habilidades sociales y emocionales, cómo conectamos con nuestras emociones y las ejecutamos interiormente y en nuestra relación con los demás.

Educar en la salud emocional es preparar a cada individuo a utilizar inteligente y eficazmente las emociones provocadas en las diferentes etapas de su existencia. Cada relación personal, social o laboral nos presentará situaciones que solo conociendo bien nuestros sentimientos sabremos abordar y de las que saldremos victoriosos.

El futuro es incierto y las relaciones efímeras: el hombre se encuentra solo en medio de la tormenta y debe de aprender a refugiarse, a protegerse y a ponerse a cubierto. Tras las emociones que nos han arrastrado al ojo del huracán afloran otras que nos conducirán a la calma. Aprender a saber encontrarlas y utilizarlas logrará que caminemos seguros por un mundo en constante evolución.

“Un hombre que es dueño de sí mismo pone fin a un pesar tan fácilmente como inventa un placer. No quiero estar a merced de mis emociones. Quiero usarlas, disfrutarlas, dominarlas”.

Oscar Wilde

 “No hay necesidad de apresurarse. No hay necesidad de brillar. No es necesario ser nadie más que uno mismo”.

Virginia Woolf

Sacado de su página web:

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